Los buenos hábitos como herramienta clave para la prevención del consumo y las recaídas
- Jessica Calvillo
- 25 jul
- 2 Min. de lectura
El proceso de rehabilitación de las adicciones no termina al salir de una clínica o completar un tratamiento. La verdadera recuperación se construye día a día, y en ese camino los hábitos juegan un papel fundamental. Tanto la persona en recuperación como su familia pueden fortalecer su estabilidad emocional y prevenir recaídas a través de rutinas saludables, pequeñas decisiones constantes y un estilo de vida que promueva el bienestar.
¿Por qué los hábitos son tan importantes?
Un hábito es una conducta que se repite de forma constante hasta volverse automática. En el contexto de las adicciones, muchas veces el consumo se vuelve un hábito destructivo asociado a ciertos horarios, emociones o entornos. Reemplazar esos patrones con rutinas sanas no solo ayuda a evitar el consumo, sino que también ofrece estructura, autoestima y sentido de control.
Para las familias, los hábitos también son un recurso valioso. Crear ambientes predecibles, afectivos y organizados puede reducir tensiones, evitar discusiones innecesarias y generar una red de apoyo emocional más fuerte.
Hábitos saludables para el usuario en recuperación
Rutinas diarias: levantarse a la misma hora, higiene personal, tareas concretas.
Alimentación y sueño: cuidar la nutrición y dormir de forma regular mejora el estado de ánimo.
Ejercicio físico: caminar, hacer deporte o moverse libera tensión y ayuda al cuerpo a regular emociones.
Asistencia a terapias o grupos de apoyo: mantener el vínculo con la red de ayuda.
Espacios de autocuidado: leer, meditar, escribir, tener pasatiempos que conecten con el bienestar.
Hábitos positivos en la familia
Establecer tiempos de convivencia saludable: comer juntos, charlar sin juzgar.
Expresar emociones con respeto (comunicación asertiva): evitar reproches, escuchar activamente.
Apoyar sin controlar: estar disponibles sin invadir.
Cuidar también la salud emocional propia: la familia también necesita descanso, terapia o redes de apoyo.
Participar activamente en el proceso: asistir a talleres familiares, informarse, mantenerse involucrados.
Evitar festejos con bebidas embriagantes: muchas familias cometen el error de celebrar la salida de su ser querido de una clínica de tratamiento de adiciones con una fiesta que incluye bebidas embrigantes (incluyendo la cerveza).
Ver artículo: Errores comunes que cometen las familias al recibir a su ser querido tras un tratamiento de adicciones
Prevenir recaídas a través de los hábitos
Las recaídas no suelen ocurrir de un día para otro: muchas veces comienzan con una desconexión de los hábitos positivos. Dormir mal, aislarse, dejar de ir a terapia o retomar amistades de riesgo pueden ser señales tempranas. Reconocer estos cambios a tiempo y recuperar la rutina puede prevenir un retroceso.
Incorporar buenos hábitos no solo protege del consumo, sino que también da sentido, dirección y pertenencia al nuevo estilo de vida sin drogas.
En conclusión, la prevención no ocurre por casualidad: se construye con constancia, apoyo y compromiso. Fomentar buenos hábitos en la vida cotidiana de quien se recupera y de su familia es una de las formas más efectivas de sostener la salud emocional, prevenir recaídas y fortalecer los vínculos.
En NACER acompañamos estos procesos desde una mirada integral, respetuosa y centrada en el bienestar. Recuperar la vida también es aprender a vivirla de nuevo, paso a paso.
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